EN DIRECTO: Palabra de rock

                                                                                          Foto: Cristina Brasero

Pocas veces se puede reunir en un escenario tanta actitud rockera. Ariel Rot, Leiva y Loquillo inauguraron ayer en La Riviera (Madrid) su gira ‘Uno de los nuestros‘ ante el clamor de un público entregado. Tres horas de puro rock’n’roll y grandes dosis de nostalgia en uno de los mejores directos nacionales que se pueden disfrutar.

Ante la expectación del gentío, con bastantes canas y pose rockera en su mayoría, abrieron fuego con el clásico de Loquillo El ritmo del garaje, levantando al público ya con sus primeros acordes. Con los tres protagonistas de la velada y algunos de sus músicos ya entregados al público atacaron otro himno, Rock de Europa, canción de la que recientemente ha salido un videoclip.

El espíritu de la gira estaba claro según Ariel Rot, «Es una gira de auténtico recreo. Parte del encanto de este plan es aflojar las tensiones, nuestras neuras, la autocrítica«. «Que sea sólo recreo«, aseveraba.

A su entrada, el argentino aseguraba que más de veinte músicos desfilarían esa noche por el escenario madrileño. Los que acompañaron a Ariel fueron Osvi Grecco a la guitarra, Toni Jurado a la batería, Mauro Mietta a los teclados y Candy Caramelo al bajo.

El repertorio, impecable. Lleno de medios tiempos, comenzó con su Hoja de ruta, Hasta perder la cuenta y Lo siento Frank, un rock boogie con dedicatoria explícita a Lou Reed y Keith Richards, «Larga vida al rock and roll». Tras este bonito tema llegó uno de los momentos dulces de su concierto, el recuerdo a su etapa en Los Rodriguez con  Me estás atrapando otra vez, coreado por un público cada vez más entregado.

Se sucedieron Dos de corazones y la única canción de su recién estrenado disco ‘La Huesuda’, la bonita Para escribir otro final. Tras el respiro llegó el momento más coreado del concierto, el clásico Dulce condena de Los Rodriguez, que enfervorizó al público y se convirtió en la primera canción elevasmartphones de la noche.

Ariel Rot terminaría su concierto con la aparición estelar de Coque Malla, otro clásico del rock con ñ. Comenzando a capella, emocionó con su conocidísimo No puedo vivir sin ti y acabó cantandolo a medias con el público. Tras la resultona Baile de ilusiones, tocada a medias con Coque y Leiva, Ariel Rot se despidió con otro clásico: Milonga del marinero y el capitán y la sensación del respetable de que estaba asistiendo a una gran noche de rock.

Una de los peros de la velada fue la excesiva duración de las pausas entre actuaciones. Quizás si hubieran compartido banda los tres músicos se hubieran evitado esas incómodas esperas.

Tras la primera de las pausas y con una pose rock intachable, Leiva arrancaría su repertorio, sobre todo de su etapa en solitario, con Nunca nadie, arropado por el sector más joven de la sala.

Sucediendo conocidos éxitos como Todo lo que tu quieras y Supervivientes de su albut de debut Diciembre con clásicos de Pereza como Animales y Como lo tienes tu el cantante madrileño derrochó energía y abundantes poses, en mi opinión pelín impostadas.

«Me siento afortunado por este recibimiento. Soy consciente de lo difícil que es comprar una entrada con todas las trabas que nos están poniendo«. Y no le faltaba razón, entradas a 44 euros y cañas en vaso de plástico a 5’5 euros no son el mejor reclamo para que la cultura rock se propague.

Leiva terminó su recital a duo con Ariel Rot interpretando Lady Madrid y Mucho mejor ante el delirio de sus incondicionales fans.

La noche no podía ir mejor y tras otra espera de veinte minutos llegó el momento más esperado por la mayoría. La aparición de una cátedra del rock and roll en este país. De riguroso traje negro y con una simpatía que le rebosaba, Loquillo encendió de nuevo la sala arrancando con La nave de los locos, uno de los mejores temas de su último trabajo, del mismo nombre.

Las potentes guitarras de Jaime Stinus, Igor Paskual y Josu García comenzaron a rugir con fuerza y atacaron una intensa Memoria de jóvenes airados, también de su último disco, destacando el poderoso sólo de Stinus.

«Gracias mi Madrid. Gracias por estar aquí en ésta ceremonia del rock and roll«. El Loco, como si de un ritual religioso se tratase, impartía catedra con cada nueva palabra, gesto o movimiento hasta llegar al primer climax con El hombre de negro, ya convertido en marca de la casa.

Tras este clásico se enfrentó a la gran Cruzando el paraíso ante la entrega constante de sus seguidores, que fue recompensada con un beso lanzado por el cantante catalán. Y a continuación uno de sus grandes éxitos, coreado hasta la saciedad, El Rompeolas. Fumándose un cigarro, Loquillo estaba disfrutando de lo lindo de la noche, eso estaba claro. Carne para Linda, otro gran tema de los 90 sirvió para ver al Loco desgañitándose con Igor Paskual y logrando uno de los momentos con más decibelios de la noche.

Con Linea Clara, Rock and roll actitud y la coreada Feo, fuerte y formal se sucederían los potentes riffs de guitarra, el sonido brutal y el rock sin concesiones. Los músicos estaban a gusto sobre el escenario y se notaba, ningún problema desgarrarse o desgañitarse cuando la ocasión lo requería.

Pero los grandes clásicos de la noche seguían apareciendo, una inusual aparición en directo de La mataré se convertía en el momento dulce de su actuación, con un Loco más entregado que nunca. En Rock’n’ roll star recordaba «he tenido suerte de llegarles a conocer«, en referencia a sus compañeros de gira y culminaba, tras presentar a Leiva como «la gran esperanza blanca» y a Ariel Rot como «el maestro«, con el gran clásico de la movida y homenaje al difunto Pepe Risi, Qué hace una chica como tú en un sitio como este.

El cúlmen de una noche plagada de guiños al pasado, actitud rockera a raudales y buen rollo….mucho buen rollo..

Os dejo con uno de los momentos estelares de la noche.

C.A