Hoy luce el sol pero es ya recurrente que en el mes de enero, en pleno azote de temporales invernales, recopilemos algunos sonidos fríos como el hielo pero estimulantes a más no poder. 5 CANCIONES (mas un tema extra en ésta ocasión) que hablan sobre el frío ambiental y sobre el personal y que tienen al rock clásico, al rock alternativo y al tecno ochentero como protagonistas. Disfruten de nuestras propuestas y recuerden que el verano está ya cerca y esto nos parecerá pronto un sueño.
1. COLD AS ICE (Foreigner).1977
Uno de los grupos puntales del AOR se sacó de la manga esta balada setentera para su álbum de debut, Foreigner (1977) y llegó hasta el sexto puesto de las listas norteamericanas. La banda britanico-estadounidense formada en Nueva York por Mick Jones, Ian McDonald y Lou Gramm hablaba de frío, pero de la frialdad de una egoísta mujer que no es consciente de que sus actos se volverán alguna vez contra ella. Un soberbio piano marca de la casa sustenta la canción junto a unas armonías vocales que hicieron de Foreigner uno de los grupos precursores de las baladas rock para grandes estadios, algo imprescindible en los años ochenta, cuando la banda editaba la archiradiada I want to know what love is (1984) y se elevaban todos los mecheros. Sin ser un estilo que haya envejecido demasiado bien, esta es una muestra de que había algunas grandes canciones rescatables en el amplio mundo del rock orientado a adultos.
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2. IN THE COLD COLD NIGHT (The White Stripes).2003
Una de los pocos temas en los que la mitad femenina de los White Stripes, la baterista Meg White, canta; en este caso sin utilizar su preciada batería y sólo con el acompañamiento de la insinuante guitarra de Jack. Una canción que le viene como anillo al dedo a su voz y que fue incluida en el cuarto trabajo de la banda, Elephant (2003) Como decíamos, Meg se prodiga poco ante el micrófono, pero aquí, emulando a Moe Tucker, lo hace a las mil maravillas, transmitiendo sin fisuras inquietud y belleza a partes iguales, y haciendo de la crudeza y el minimalismo una virtud. La sensación de frío ante la falta de esa persona se hace patente a lo largo de toda la canción. Bella.
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3. ICE COLD ICE (Hüsker Dü).1987
La electricidad desatada de la influyente banda de Bob Mould se vio reflejada en varios discos imprescindibles de los ochenta como Zen Arcade (1984), New Day Rising (1985) y Candy Apple Grey (1986). En 1987, y bajando un poco el pistón, Hüsker Dü ofrecían un disco más cercano al pop, el último de estudio que grabarían, Warehouse: Songs and Stories (1987), que aun con una producción bastante pobre y un sonido sin pulir en exceso, contenía perlas envenenadas como Ice cold ice. Guitarras compitiendo en velocidad, rabia vocal marca de la casa (compartida entre Mould y Grant Hart) y una melodía intachable hacen de este uno de los mejores temas de la banda. El frío hielo vuelve a ser otra metáfora para una relación rota, que los de Minneapolis escupen entre efectivos cambios de ritmo, el loud-quiet-loud que con tanta destreza practicaban. Furia.
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4. COLD DAY IN THE SUN (Foo FIghters).2005
En este frío día al sol el bueno de Dave Grohl, habitual vocalista de Foo Fighters y Taylor Hawkins, batería, intercambiaron sus roles, en una composición escrita por Hawkins, que, excepcionalmente, canta y toca la guitarra. Incluida en la parte acústica del álbum In your honor (2005) nos acercamos a los Foo Fighters más melódicos, con unas guitarras cercanas a The Eagles, lejos de la furia de sus temas habituales. Un bonito tema que ahonda en otra relación rota y que compensa la frialdad resultante con unas cálidas guitarras que acompañan toda la canción.
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5. SO COLD THE NIGHT (The Communards).1986
En 1985, un joven Jimmy Sommerville abandonó Bronski Beat (que hace escasas fechas perdió a su teclista Larry Steinbachek) para crear junto a Richard Coles el grupo The Communards, un dúo que a pesar de su efímera trayectoria (2 LPs en 3 años de existencia) dejó huella en las radiofórmulas y en los recopilatorios ochenteros. Fundamentalmente conocidos por sus versiones de dos canciones: Don’t leave me this way de Harold Melvin & The Blue Notes, así como Never can say goodbye de The Jackson 5; sin embargo su santo y seña era la voz en falsete con la que el escocés Sommerville impactaba en cada tema. So cold the night, perteneciente a su disco de debut, Communards (1986), era otra composición clásica de la pareja y llegó hasta el octavo puesto de las listas inglesas en plena eclosión de grupos tecno en las Islas. Un tema largo pero adictivo, con una melodía cercana a Las Mil y Una Noches y una orquestación clásica añadida que le da el contrapunto perfecto. Eso si, la estridente voz y los movimientos de cadera del pequeñín escocés no son aptos para todos los estómagos.
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BONUS TRACK. VALLEY WINTER SONG (Fountains of Wayne).2003
Una de nuestras bandas favoritas tradujo con maestría desde Nueva York sus sensaciones invernales en el magnífico tema que rescatamos como canción extra de nuestra lista. El tercer álbum de Fountains of Wayne, Welcome Interstate Managers (2003), es el equivalente sonoro de una gran colección de cuentos, desgranados como pequeños fragmentos de una vida y presentados en forma de pildorazos de power pop de altura. Ya destacamos en nuestra página el excelente single Mexican Wine, que junto al imprescindible hit Stacy’s mom y el tema que nos ocupa, garantizan la calidad de un disco sin pero alguno. Valley winter song, un excelso tema cercano al folk de sus compatriotas Simon & Garfunkel, versa sobre el hecho de escribir una canción de consuelo para un amigo que acaba de padecer un interminable invierno en Nueva Inglaterra: in late december, can drag a man down, you feel it deep in your gut / short days and afternoons spent pottering around in a dark house with the windows painted shut / remember New York and staring outside / as reckless winter made its way / from Staten Island to the Upper West Side / whiting out our streets along the way. Sensaciones de frío y de soledad revestidas de una preciosa melodía obra de los habituales Chris Collingwood y Adam Schlesinger, que atesoran un talentoso oído para encontrar los sutiles ganchos sonoros que van directos a nuestro subconsciente. Grandes.
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CÉSAR ALONSO