Gran cantidad de bandas han optado en alguna ocasión por componer una canción titulada del mismo modo que el nombre del grupo. Y viceversa. Algunas bandas han nacido bautizadas por el nombre de una canción. En cualquier caso parece una buena táctica para que perdure el espíritu de las bandas en cuestión. En Velvety hemos querido rescatar hoy algunos ejemplos que nos motivan, dejando de lado los títulos que no corresponden literalmente con el nombre del grupo (Killer Queen, Theme from The Monkees, Stray Cat Strut, This is Radio Clash o Wilco-The song son algunos ejemplos) Proponemos un cóctel de sonidos rock, ska, pop, metal o indie para disfrutar del segundo día de este verano que aún está por escribir. Disfruten.
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1. MADNESS (Madness).1979
Una de las bandas de referencia de ska británico, Madness, debutaron a lo grande en 1979 con un álbum excelso, One step beyond, un trabajo que llegó hasta el segundo puesto de las listas inglesas y donde la figura del artista jamaicano Prince Buster alcanzaba una importancia relevante. La canción que da título al álbum fue compuesta por Buster (incluso la introducción hablada del tema, Don’t watch that, watch this…, remite a otro tema del jamaicano, The Scorcher) y fue el segundo single tras The Prince (otro homenaje al cantante y productor). Además, el imprescindible disco incluía una canción homónima, Madness, otra versión del jamaicano de 1963 que le venía al pelo a los británicos como carta de presentación. Un tema que Suggs y los suyos aceleraron pero que mantenía las señas de identidad de reggae ska jamaicano del original. Un infeccioso corte para mover los pies sin parar y el arranque de una de las carreras musicales más entretenidas que se recuerdan, iniciada desde las calles del norte de Londres. Néctar.
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2. THEY MIGHT BE GIANTS (They Might be Giants).1990
El encantador dúo neoyorkino compuesto por los incombustibles John Flansburgh y John Linnell, They Might be Giants, es sin duda uno de los grupos más originales y entretenidos que salieron de la escena alternativa de Brooklyn en los ochenta. Lo que comenzó siendo un experimento de tipo college band en su barrio natal, con un imprescindible disco de debut, pronto atrajo la atención de la discográfica Elektra, con la que firmaron a finales de la década. Una banda con una extensa discografía en la que no sobra casi nada, sobre todo en uno de sus álbumes más redondos, Flood (1990), que incluía su carta de presentación en forma de canción. Un nombre cuyo origen se remonta hasta Don Quijote de la Mancha y su confusión entre molinos de viento y gigantes, lo que demuestra una vez más las inquietudes culturales de esta imprescindible banda. El tema homónimo reúne todos los ingredientes característicos de los dos Johns, incluida una letra con múltiples interpretaciones y un adictivo ritmo, ideal para introducirse de una vez, si no lo han hecho ya, en el sonido de They Might be Giants. Grandes.
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3. GOD HELP THE GIRL (God Help The Girl).2009
Un atractivo proyecto paralelo del líder de los escoceses Belle & Sebastian, que se remonta al año 2004, cuando Stuart Murdoch empezó a escribir una serie de canciones que, según él, tendrían que ser interpretadas por voces femeninas y que finalmente plasmó en un álbum, el imprescindible God Help The Girl (2009), carta de presentación de esta banda, que destila sensibilidad y buen gusto por doquier. El mismo nombre para el grupo, el álbum y la canción que rescatamos hoy, además de dar título a una película musical dirigida por el propio frontman de los escoceses. Una deliciosa muestra de la capacidad compositiva de Murdoch, con este pildorazo de pop con reminiscencias cincuenteras que estimula y emociona a partes iguales, además de la presentación en sociedad de Catherine Ireton, una cantante con una excelsa voz, acompañada por la cuidadísima instrumentación de los miembros de Belle & Sebastian. Emocionante sin paliativos.
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4. TIN MACHINE (Tin Machine).1989
Tras el fracaso comercial y de crítica de sus álbumes Tonight (1984) y Never let me down (1987), el Duque Blanco, al que francamente no podemos echar más de menos, se embarcó en un atractivo experimento musical tratando de volver a sus orígenes rock y junto a Reeves Gabrels (guitarra), Tony Sales (bajo) y Hunt Sales (batería) formó Tin Machine, una banda que sólo edito dos álbumes y que pretendía tocar el tipo de música que disfrutaban escuchando (Jimi Hendrix, Cream, Pixies…), además de reinventarse musicalmente, algo que le vino de perlas a un David Bowie que estaba de capa caída. Del primero de los discos, Tin Machine (1989), que llegó hasta el tercer puesto de las listas inglesas, hemos rescatado la infecciosa canción homónima como un buen modo de introducirse en tan efímero proyecto, una efectiva redención del británico. Un aguerrido tema rockero que se degusta del tirón, despojado de adornos innecesarios y directo a la yugular que nos muestra otra cara más de un Bowie sin complejos. Grande el Duque en todas sus facetas.
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5. RAMMSTEIN (Rammstein).1995
La banda alemana metalera más popular en la actualidad debe su nombre al terrible accidente de aviación que tuvo lugar en la localidad de Ramstein en 1988 en el que fallecieron 70 personas (67 pertenecían al público que contemplaba la exhibición aérea, a los que hubo que sumar la muerte de tres de los pilotos) La ‘m’ que sobra en el nombre de la banda fue debido a un error en su momento y ha sido mantenida por los de Till Lindemann como marca personal. Precisamente haciendo referencia a tan luctuoso suceso, los teutones compusieron un sentido tema homónimo para su primer trabajo, Herzeleid (1995) Una canción, la primera escrita por el grupo, que contiene sus habituales riffs guitarreros, en este caso interpretados por Paul Landers y Richard Kruspe en dos octavas diferentes para dotarla de mayor contundencia sonora y tocada habitualmente en directo con Lindemann escupiendo fuego por sus brazos. Como curiosidad añadir que el tema fue incluido en la película Carretera perdida (1997), uno de los trabajos más claustrofóbicos del genial David Lynch. Inquietante.
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CÉSAR ALONSO