Ayer cumplió 57 primaveras Brian Setzer, vocalista y líder de las bandas Stray Cats y Brian Setzer Orchesta. Buen momento, pues, para recordar a este neoyorkino que devolvió al podio el rockabilly en la década de los 80 (y subsiguientes).
La andadura musical de Setzer comienza con el grupo The Tomcats. Tras abandonar su hermano la banda ficha a Lee Rocker (contrabajo) y Slim Jim Phantom (batería), antiguos compañeros de colegio y se renombran como Stray Cats.
Corría el año 1979 y los sonidos que azuzaban los oídos de los norteamericanos no estaban en la onda de estos tres jóvenes. Anticipando que no iban a convertirse (al menos en ese momento) en profetas en su tierra, se trasladaron a Reino Unido para comenzar allí su trayectoria musical.
En Gran Bretaña habían regresado al candelero los sonidos rockabilly y la subcultura teddy boy. Algo perfecto para estos chicos, cuyas señas estéticas de identidad eran sus coloridos tatuajes y el peinado pompadour (flequillo alto o tupé). Tras un peregrinaje por pequeños clubes, recalan en uno donde con fortuna les contempla el productor Dave Edmunds, quien, impresionado, les ofrece grabar un primer disco. Como aperitivo lanzan el single Runaway boy, que alcanza el Top Ten de las listas del país. En diciembre sale a la luz el LP The Stray Cats (1981), que llega al número 6 de las listas británicas. Contiene otros éxitos como Rock this town o Stray Cat Strut.
Con parte de las ganancias obtenidas deciden autoproducir su segundo disco, Gonna Ball (1982). El resultado no resulta como esperaban por lo que, con una cura de humildad de por medio, vuelven a apoyarse en Edmunds y sacan el tercer álbum, Rant N’ Rave (1983). Con él se introducen de nuevo en las listas de éxito con los singles (She’s) Sexy & 17, I wan’t stand in your way y Look at that Cadillac.
Mientras tanto, la discográfica EMI, aprovechando el éxito obtenido en Gran Bretaña, reedita sus dos primeros álbumes bajo uno llamado Built for speed (1982) que obtiene un éxito rotundo en Estados Unidos. Se mantiene durante 30 semanas en las listas de música norteamericanas y vende más de dos millones de copias. Paradójicamente, la vuelta a su país será el principio del fin del grupo. Brian tiene en la cabeza una idea desde hace años, que es formar una big band al estilo de Glen Miller, así que, en pos de su sueño abandona a sus compañeros para emprender su propia carrera, aunque ocasionalmente volverá a lanzar algún trabajo con su primera banda.
En 1984 aparece como colaborador especial en el único álbum que lanzará The Honeydrippers, grupo formado por excomponentes de Led Zeppelin, como Robert Plant y Jimmy Page. En 1986 ve la luz el primer disco en solitario de Setzer, con el título The Knife feels like justice, un fantástico álbum de rock clásico en el que destacaba la magnífica Boulevard of broken dreams. Mientras prepara su siguiente álbum consigue dar vida en la pantalla a uno de sus ídolos, Eddie Cochran, en la exitosa película La Bamba (1987).
Realiza otros dos trabajos menos relevantes, como Live Nude Guitars (1988) y Rockin’ by myself (1993) antes de materializarse su sueño. Gracias a la reaparición del swing en la escena musical de los ’90, muchos músicos comienzan a interesarse por este género. Tirando de esta cantera, Brian compone su Brian Setzer Orchestra, con la nada despreciable cifra de dieciséis músicos, cuyo debut es el álbum homónimo de 1994. Desde entonces hasta la fecha son más de una docena los discos que han publicado, incluyendo recopilatorios, directos y albumes especiales por Navidad. Junto con su banda saben desenvolverse y producir un delicioso mestizaje entre el rock, swing, blues o el jazz sin despeinarse (cierto, con los kilos de laca del tupé de Setzer resultaría difícil…).
Sus giras a lo largo y ancho del planeta son constantes. También sus reconocimientos. Cuenta en su palmarés con tres premios Grammy: dos a mejor interpretación musical, en 1999 por Sleepwalk (que interpretaron en el festival de Woodstock de ese mismo año) y un año después por Caravan, incluida en su álbum Vavoom! (2000) (y que demuestra porqué es considerado uno de los mejores guitarristas actuales), y el tercero por mejor actuación en grupo con la canción Jump Jive An’ Wail, versión de un clásico de Louis Prima y que se puede degustar en el disco The Dirty Boogie (1998), uno de los mejores de la banda.
La última delicia del músico en solitario la podemos paladear desde hace dos años, el disco Rockabilly Riot! All Original (2014) con la imprescindible Let’s Shake.
De su abundante catálogo de joyitas recuperamos una de su época en Stray Cats, la nombrada anteriormente Rock this town, perteneciente a ese primer álbum que les dio notoriedad en Reino Unido. Desempolven sus zapatos de gamuza azul y disfruten.
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Concha Gallén
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