Grupos exclusivamente femeninos han existido en la historia de la música desde hace décadas. Una etapa de especial florecimiento fue la de los ’60, como ya analizábamos en el post Aquellas maravillosas sesenteras. Pero si hay que detenerse en un grupo, ese es sin duda The Supremes. Fueron más que un boom, un fenómeno social que consiguió unir a un país en lucha por los derechos de la raza negra. Y es que, lo que no consiga la música…
Corría el año 1959 y nos ubicamos en la ciudad de Detroit. La idea del grupo la propone el manager Milton Jenkins a Florence Ballard. Esta colaboraba ocasionalmente con el grupo The Primes (posteriormente conocidos como The Temptations), que dirigía Milton. La idea de una girlband concluyó en principio con un cuarteto de amigas formado por Florence, Mary Wilson y Diana Ross y la novia de Milton, Betty MacGlown, quien al poco fue sustituida por Barbara Martin.
Hasta el año 1961 deambulan buscando un sello discográfico. Aunque Lupine Records les había lanzado un single, apenas había tenido repercusión, y es en este año cuando logran el sueño de fichar por la todopoderosa Motown y modifican su nombre de The Primettes a The Supremes. Al ser menores de edad, deben ser sus padres quienes den el visto bueno al contrato; la madre de Barbara no lo hace, por lo que quedará conformado el trío que las hará famosas mundialmente.
En sus inicios ninguna llevaba la voz cantante, literalmente, así que todas hacían sus gorgoritos. Había divergencias en cuanto a quién debería ser la voz principal. Para algunos Florence tenía el registro más potente, pero Berry Gordy, el productor de la Motown que las descubrió decidió que Diana tenía más carisma y una voz más pop, al estilo de la época, y su opinión prevaleció sobre la del resto de productores de la discográfica, que consideraban que Diana era demasiado nasal. Comenzaba el liderazgo de la Ross y el motivo principal del declive (musical y emocional) de Florence.
Tras pasar sin pena ni gloria sus primeras grabaciones, en 1963 entran en escena tres compositores, los hermanos Holland y Lamont Dozier, artífices del éxito de otros artistas como Marvin Gaye o Martha Reeves y máximos responsables del Motown Sound. Su excelsa cuenta de números 1 en las listas se los deberán a ellos. A finales de 1963 se escucha su primer éxito When the lovelight stars shining through his eyes (versionada posteriormente entre otros por Dusty Springfield o The Zombies). Poco después alcanzan su primer número 1 con Where did our love go (1964). Comienza entonces el fenómeno de The Supremes. Entre 1964 y 1965 alcanzan cinco números 1 consecutivos con Baby Love, Stop! In the name of love, Come see about me y Back in my arms again. Solo otro artista había logrado esa retahíla de éxitos seguidos, nada menos que Elvis Presley.
El fenómeno Supremes alcanza cotas impensables. Sus apariciones en directo son todo un espectáculo: a las poderosas voces hay que añadir un elegante y cuidado vestuario y maquillaje, y coreografías perfectas. La expectación que generaba cada una de sus apariciones en televisión era igualable a la de The Beatles. Eran la encarnación del sueño americano, las niñas pobres que llegan a lo más alto.
Mientras el romance entre el productor Berry Gordy y Diana se mantiene en secreto, la banda sigue llegando a la cumbre de las listas con canciones como My word is empty without you, You can hurry love, Love is here and now you’re gone o The hapenning. Fascinados ya todos los jóvenes de la nación, Gordy era aun más ambicioso, llevando al grupo a actuaciones el directo en el Copacabana, un emblemático cabaret de Nueva York, dispuesto a conseguir ser las favoritas del público adulto de todo Estados Unidos.
En ese momento acompañaban en sus apariciones televisivas a estrellas como Bing Crosby, Bob Hope o Sammy David Jr. En 1967, el grupo cambia su denominación a Diana Ross & The Supremes, lo que da la puntilla a Florence, eclipsado su talento por una Ross imparable. Se refugia en el alcohol y, en una pelea con el productor, le lanza un vaso de alcohol a la cara. A la noche siguiente, en el escenario aparece en su lugar Cindy Birdsong, exintegrante de Patti Labelle & The Bluebelles. Además de la salida de Flo, otro acontecimiento el mismo año perjudica seriamente a la banda. El trío de sus compositores abandona Motown por diferencias con la producción. El grupo se queda huérfano de canciones, eso que Gordy está dispuesto a contratar a los mejores letristas para seguir recogiendo los frutos de esa gallina de huevos de oro. Consiguen algun que otro éxito con Love Child y la canción cantada junto a The Temptations, Someday we’ll be together. Es el momento en el que se decide la salida de Diana Ross para comenzar su carrera en solitario. En su lugar es contratada Jean Terrell, que consigue hasta el año 1973 éxitos menores con la banda y tras varias cambios en la composición, en la que solo continúa Mary Wilson, la banda se disuelve en 1977.
Diana Ross mientras tanto continúa en solitario con una trayectoria que la llevará a ser considerada como la artista femenina de mayor éxito de todos los tiempos. Pero eso da para otra historia…
Florence Ballard muere de una trombosis coronaria tras un cóctel mortal de pastillas para adelgazar y alcohol. Tenía solo 33 años. En su multitudinario entierro Diana Ross fue abucheada a su llegada.
En 2006 ve la luz la película película Dreamgirls, inspirada en el grupo, en el que Beyonce interpreta a Diana Ross y Jennifer Hudson (ganadora del Oscar por su papel) lo hace de Florence Ballard.
La influencia posterior de The Supremes es imposible de acotar, tanto a nivel musical como sociológico. De entre todo sus éxitos, vamos a deleitarnos con su sencilla y deliciosa Baby Love. Disfruten.
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Concha Gallén
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