Quince minutos. El tiempo que empleamos en asearnos o desayunar, es el escaso lapso en el que algunos grandes artistas han compuesto alguna de sus mejores canciones. Bien por casualidad o bien por su talento innato para la composición, no han hecho falta muchos minutos para que bandas de la talla de R.E.M, The Jam, Led Zeppelin, Beastie Boys o The Knack hayan creado algunos himnos eternos. Desde Velvety rescatamos hoy 5 CANCIONES que surgieron casi al instante y que se han quedado para siempre alojadas entre nuestros referentes musicales. Disfruten.
1. LOSING MY RELIGION (R.E.M).1991
Peter Buck, guitarrista de R.E.M, lo tenía muy claro: si una canción te lleva más de veinte minutos escribirla, probablemente no merece la pena. En su caso, componer el himno más reconocible de la banda de Athens le ocupó tan sólo 10 minutos. Una noche de práctica con su nueva mandolina llevó a Buck a crear el célebre ostinato (repetición de una secuencia de notas) en el que se basa la canción. Cuando volví a escucharlo al día siguiente, había un puñado de cosas que eran yo aprendiendo a tocar la mandolina y luego estaba lo que se convirtió en Losing my religion, y luego un puñado más de mí aprendiendo a tocar la mandolina. Junto al guitarrista de giras Peter Holsapple y los habituales Bill Berry, Mike Mills y Michael Stipe, se metió al estudio para dar forma a su improvisada grabación nocturna. El resultado: un tema nada convencional, de casi 5 minutos de duración, sin estribillo y basado en un ritmo de mandolina. Una canción obsesiva, en palabras del propio letrista Michael Stipe, que habla de amor no correspondido (Losing my religion es una expresión del sur de los Estados Unidos que significa llegar al límite de la paciencia) e influenciada por la obra de García Márquez (una de las obsesiones de Stipe). Primer sencillo del multiventas Out of time (1991), canción de la banda que más alto ha llegado en las listas (cuarto puesto en EE.UU), premio Grammy en 1991 y más de diez millones de álbumes vendidos. Casi nada.
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2. ROCK & ROLL (Led Zeppelin).1971
Frustrado en las sesiones de escritura para otra canción, Four sticks, y en plena sesión de calentamiento, el baterista John Bonham comenzó a improvisar un solo mientras atacaba el Keep a knockin’ de Little Richard. Con la ayuda de la guitarra de Jimmy Page, de la letra compuesta por Robert Plant (con el título original It’s been a long time) y en tan sólo 15 minutos, el tiempo que tardamos en ducharnos, nació una de las canciones de referencia de los británicos y que además tiene la distinción de ser una de las composiciones de Led Zeppelin que se atribuye a los cuatro miembros (la mayoría fueron acreditadas únicamente a Jimmy Page y Robert Plant) Perteneciente a su mejor trabajo, Led Zeppelin IV (1971), el tema reúne todos los ingredientes que han hecho grande a la banda. Un homenaje al género en toda regla, desde su densa percusión a sus guitarras hard rock, que no llegó demasiado alto en las listas de éxitos (nº 47 en el Billboard) pero que se convirtió rápidamente en leyenda (fue elegida por el Salón de la Fama del Rock and Roll como una de las 500 canciones que dieron forma al rock and roll). Néctar sin paliativos.
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3. MY SHARONA (The Knack).1979
Aunque el distintivo riff de la canción había sido compuesto por el guitarrista de la banda, Berton Averre, mucho antes de que éste se uniera a The Knack, el resto del tema fue compuesto en menos de un cuarto de hora con la ayuda del cantante Doug Fieger. El single de presentación de la banda de se convirtió en disco de oro en ocho semanas y llegó al número 1 en la lista Billboard Hot 100 en 1979. Basada en la propia experiencia de Fieger, que conoció a una chica llamada Sharona Alperin (una dependienta de 17 años de una tienda de Los Angeles) y se enamoró locamente de ella. En sus propias palabras, siempre que pensara en ella, pensaría en el riff de Averre. El trabajo de ambos dio sus frutos: My Sharona se convirtió en un gran éxito de ventas y Doug Fieger logró conquistar a la joven, quien abandonó a su novio y se fue de gira con la banda. Aunque la relación entre ambos sólo duró 3 años, Sharona Alperin había quedó inmortalizada tanto en la canción como en la carátula del single. Un tema inapelable que levanta el ánimo al instante.
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4. (YOU GOTTA) FIGHT FOR YOUR RIGHTS (TO PARTY!) (Beastie Boys).1986
Cinco minutos. En esa brevedad de tiempo compusieron su mayor éxito los raperos neoyorkinos Beastie Boys garabateando su reivindicativa letra en las servilletas de papel del mítico hotel Palladium de la ciudad de los rascacielos. Su canción más mediática surgió como una broma de esos apuntes y de las guitarras y furiosa percusión que añadió posteriormente el productor Rick Rubin. Un icónico tema que los Beastie Boys incluyeron en su álbum más célebre, su debut Licensed to ill (1986), que llegó a ser el primer disco de rap en llegar al multiplatino (más de 9 millones de copias sólo en EE.UU) y que llegó al séptimo puesto de las listas de ventas. Con esa temática, de rebeldía adolescente, en la que reivindican su derecho a la fiesta, los neoyorkinos se fraguaron una imagen que no acababa de definirles pero que les marcó el resto de su carrera. Nos quedamos con (You gotta) Fight for your rights (to party!), un himno rap punk en toda regla para escuchar y cantar una y otra vez a voz en grito cuando la ocasión lo requiera. Y para acompañar, un videoclip de gran éxito en la MTV de la época, dirigido por Ric Menello y Adam Dubin y basado en la famosa escena de la fiesta de la película Desayuno con diamantes (1961). Arqueología necesaria.
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5. THAT’S ENTERTAINMENT (The Jam).1980
Estamos ante una de las indiscutibles gemas pop que contiene Sound affects (1980), el quinto trabajo de los mods británicos The Jam y una de las canciones que mejor ha retratado la decadente y precaria vida cotidiana de la Inglaterra de finales de los setenta y principios de los ochenta. Este costumbrista tema, clave en la discografía de The Jam, fue compuesto en tan sólo 10 minutos, el tiempo que pasó el alma mater de la banda, Paul Weller, en el servicio de un pub, aunque, todo hay que decirlo, inspirado por la lectura previa de un poema de Paul Drew. Siguiendo el estilo costumbrista que su compatriota Ray Davies plasmó en la década anterior, Weller hace un relato desnudo del Londres que en 1980 representaba el abandono social generalizado. Una triste realidad retratada perfectamente en una canción que, curiosamente, no fue escogida como single de Sound affects pero que tiene el honor de ser el single de importación que más ha vendido de la historia del pop inglés. Grande.
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CÉSAR ALONSO
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