Aprovechamos su presencia en España con su gira mundial Never Ending Tour (que se inició en 1988 y ha seguido conservando el nombre) para resaltar la figura de un mito de la música que consigue no pasar de moda, al contrario, conseguir más adeptos si cabe. Hoy repasamos al (GRAN) artista Bob Dylan.
Descendiente de judíos, nació en Minnesota bajo el nombre de Robert Allen Zimmerman. Adorador de Little Richard, cambió el rock por el folk en su primera etapa musical por la realidad que plasmaba el género, más cercano a la vida que el rock, según su opinión. Tal era su pasión que abandonó la universidad en el primer año y se marchó a Nueva York para poder conocer a un agonizante Woody Guthrie. Así, poco a poco, sin proponérselo, se convirtió en el modernizador del folk tradicional. Y como siempre le ha traído al pairo las opiniones ajenas, de golpe pegó un giro de 180 grados y pasó al rock, ante el asombro y las aireadas protestas (a los gritos de traidor) de sus devotos seguidores. De igual manera se transformaron sus convicciones religiosas, como cuando abandonó el judaísmo por el cristianismo en la década de los 80.
Dylan es un personaje complejo y contradictorio. De carácter malhumorado y antipático, han sido multitud los conciertos en los que ha tocado de espaldas a su público. Por poner un ejemplo patrio, así lo hizo en España en el Concierto de los Mil años organizado por Xacobeo 93 en A Coruña, donde compartió escenario con Chuck Berry, Jerry Lee Lewis o Neil Young entre otros. No obstante ha sido ha sido a la vez un símbolo destacado del compromiso social. Influyente fue su campaña antibelicista en la época de la guerra de Vietnam y su lucha por los derechos civiles, junto a su pareja de entonces, la también comprometida cantautora Joan Baez, quien realmente fue la que le dio el espaldarazo final hacia la fama. Hay que resaltar asímismo el apoyo al injustamente encarcelado boxeador Rubin Carter, a tráves de su famosa canción Hurricane, que promovió, junto con otros artistas, que su historia no cayera en el olvido. Quizá el álbum que más refleje su lucha social sea el tercero, The times they are a-changin’.
También es un hombre de manías (o ideas fijas): siempre compone de noche, nunca toca una canción del mismo modo y desde hace 40 años sus álbumes contienen exactamente diez canciones. Y no hace ascos a brindar su música y/o imagen a la publicidad: Victoria Secrets, Apple, Google o el Banco de Montreal han sido algunos de los que no han desperdiciado la ocasión de utilizar el filón de su imagen para promocionar su marca.
No solo en la música ha plasmado su talento. En 1971 editó la novela Tarántula, mezcla de poesía y cartas, y repetiría en la literatura con Crónicas (2005). Ha dirigido la película Renaldo&Clara (1978) y participado en Masked&Anonymus (2003) en calidad de guionista, actor y compositor. Sobre su debilidad hacia la pintura poco sabíamos hasta las exposiciones recientes de su obra en diversos países.
Dylan no ha dudado en actuar con amigos suyos en giras o grupos propios. Durante el 86 y 87 participó en la gira de Tom Petty and The Heartbreakers y en 1998 fundó la superbanda Traveling Willburys junto a sus insignes amigos Roy Orbison, George Harrison, Jeff Lynne y el mencionado Tom Petty.
La complejidad del carácter de Dylan la intentó plasmar el director Todd Haynes en el biopic I’m not there (2007) en la que reclutó nada menos que a seis actores (incluida Cate Blanchett) para interpretar al músico en un falso documental sobre distintas etapas de su vida.
Entre su palmarés de galardones se encuentran la Medalla Presidencial de la Libertad que le concedió el gobierno de Obama (2012), el Príncipe de Asturias de las Artes (2007), 11 premios Grammy en distintas categorías o un Oscar a mejor canción original por Things have changed para la película Wonder Boys (2000). Además de ello ha sido investido Doctor Honoris Causa en multitud de universidades, aparte de ser eterno aspirante a Nobel de Literatura.
Nos gusta la definición que el líder de U2, Bono, hace de él: el malabarista de la belleza y de la verdad, nuestro ‘William Shakespeare’ con camisa de lunares.
Si lo desean y consiguen entradas, aun pueden disfrutarlo en alguno de los conciertos que le quedan en España. Tras su éxito en Pedralbes (Barcelona) el sábado 4 de julio, actuará el día 6 en Madrid, 8 en Granada, 9 en Córdoba y 11 en San Sebastián.
La lista de canciones inolvidables e irrepetibles del artista es extensísima: Knockin’ on heavens Door, Hurricane, Blowing in the wind, Like a Rolling Stone (elegida por la revista de parecido nombre como la mejor canción de todos los tiempos). Escogemos esta última coincidiendo con el 50 aniversario de su composición. La escribí. No fallé. Salió del tirón. Así la ha definido el artista y no añadimos nada más. Comprueben y disfruten ustedes mismos.
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Concha Gallén