DESNUDANDO LA MÚSICA: Canciones como instrumento de lucha

Lucha

La música es una puerta para la expresión. De amores, de odios, expectativas, esperanzas, deseos, emociones. Y también ha sido el arma más pacífica y con mayor impacto para expresar descontento social, para denunciar abusos de poder, para dar voz a los invisibles y marginados.

En las épocas más convulsas de la historia contemporánea, con marcadas desigualdades entre clases, en todos los países del mundo han surgido abanderados que han dado, aparte de sus cuerdas vocales, la cara e incluso la vida por poner la música al servicio de una  causa mayor. Evidentemente las causas no son un concepto objetivo e unánime; de hecho, si así fuera, la lucha no tendría sentido pues no sería necesaria.

Las canciones reivindicativas o protesta se han asociado a ideales políticos de izquierda. Nosotros pensamos que la lucha contra el fanatismo religioso, la discriminación racial o la disminución de la desigualdad y la injusticia no es un tema de izquierdas, ni únicamente político. Es un tema simplemente  humano.

El panorama americano ha sido uno de los que mayores adalides, en lo que a la utilización de la música como protesta, se refiere. Un gran inspirador para otros ha sido Woody Guthrie, conocido por su identificación con los pobres y los oprimidos, así como por su odio al fascismo y la explotación, efecto de su migración de su tierra natal, Texas, hasta California, donde vivió de primera mano la pobreza de sus compatriotas allá por los años 30. Entre los artistas posteriores sobre los que dejó una profunda huella se encuentran Bob Dylan (quien le definió como «su último héroe»), The Byrds, Dolly PartonBilly Bragg y Joe Strummer (ex The Clash) quien incluso en forma de homenaje se rebautizó como  Woody Mellor durante sus últimos años de carrera. De entre sus significativas canciones nos quedamos, por su triste actualidad, con The Jolly banker, el banquero feliz.

Johnny Cash siguió su senda, vistiendo de negro  y cantando ‘por las voces que eran ignoradas o incluso suprimidas en los medios del entretenimiento, por no mencionar en los establishment político y educativo’.

La guerra de Vietnam fue ampliamente criticada por multitud de artistas como Joan Baez, Bob Dylan o Bruce Springsteen. Paradójicamente, su canción Born in the USA, auténtico himno nacional, denunciaba abiertamente el ostracismo y la incomprensión al que sometió la nación a esos antiguos héroes que volvían a casa.

Cambiando de país, uno de los hitos no políticos que logró Margaret Thatcher fue haber unido en su contra a tantos artistas del panorama inglés de la época. Esta tory hizo del neoliberalismo más salvaje su seña de identidad. No es extraño que en un país azotado por el desempleo, la destrucción de la industria, la desprotección social y el intento de mordaza a los sindicatos, surgieran tantos grupos que se alzaran en nombre de los castigados y demonizados obreros (ya lo había denunciado una década antes John Lennon con su gran Working class hero; parece ser que hay cosas que nunca cambian).  Desde Paul McCartney hasta Elvis Costello, pasando por Frankie Goes to Hollywood, The Specials (y su Ghost Town, la ciudad fantasma como consecuencia del paro y la desmantelación industrial), Morrissey (y su explícita Margaret in the guillotine), The Kinks (y su irónica Dear Margaret), Iron Maiden, Billy Bragg

Punto y aparte queremos conceder a The Clash, la primera banda punk con un verdadero mensaje político en sus letras. Su White Riot (en la que criticaban la dura actuación policial contra una comunidad negra) fue el punto de partida para una serie de decisivas e incisivas canciones marcadas por un consejo de su manager, Bernard Rhodes: Escribid sobre lo que es importante y Joe Strummer lo entendió bien: Teníamos que buscar las raíces en la existencia humana.

En España, la dictadura hizo que florecieran grandes cantautores que defendían la libertad, tales como Lluis Llach, Raimon o Paco Ibañez. Este último fue todo un símbolo, tanto en España como en Francia, país donde vivió exiliado la mayor parte de su vida. Su lucha por mantener sus valores y objetividad le llevaron a rechazar en dos ocasiones la mayor condecoración francesa para un artista, la medalla de las artes y las letras aduciendo: Un artista tiene que ser libre en las ideas que pretende defender. A la primera concesión pierdes parte de tu libertad. El mejor premio son los aplausos que se lleva uno a casa.

El detestable apartheid surafricano contó con intérpretes como Miriam Makeba, primera mujer africana negra en ganar un Grammy y exiliada durante más de 30 años por denunciar un sistema político-social discriminatorio con la mayoría de población un país por cuestiones puramente raciales.

En Sudamérica han tenido suficientes acontecimientos terribles como para ser denunciados a través de letras. La figura más importante probablemente haya sido el chileno Víctor Jara, tanto por sus canciones como porque ellas le costaron la vida. Fue torturado y asesinado por la dictadura de Pinochet en el estadio de fútbol que hoy lleva su nombre.

El régimen represivo de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela también tiene sus detractores musicales a través de Henry Contreras, Nk Profeta o One Chot (quien recibió una bala  en la cabeza como respuesta a sus críticas).

No muy distinto es el caso de Los Tigres del Norte, uno de los grupos mexicanos más famosos de los últimos años y fundadores del narcocorrido, que se encuentran en el punto de mira de los traficantes por su continua denuncia del poder que poseen incluso detenidos.

Hasta países como China cuentan con su pequeña cuota de artistas que se juegan como mínimo la cárcel por denunciar el estado de opresión al que son sometidos sus ciudadanos. Es el caso del disidente Aiwei Wei, que parodia el régimen en su canción Dumbass, inspirada en los 81 dias que estuvo detenido.

Serían necesarios muchos artículos para incluir a todos los que nos gustaría (Pink Floyd, la canción protesta francesa, el mal llamado rock radical vasco…).

Pero echando un rápido vistazo a los artistas mencionados, echamos de menos voces actuales que manifiesten realidades de este trocito del mundo en el que (sobre)vivimos. Que denuncien la corrupción, la pobreza infantil, el desamparo sanitario en el que se hayan sumidas cientos de miles de personas. Solo alcanzamos a oír puntualmente alguna canción complaciente que se alza contra la violencia de género, algo que aplaudimos pero con la que parecen completar su cuota de compromiso con la realidad, apostando a caballo ganador, un tema unánimemente compartido y rechazado y que parece no poner en peligro el estatus musical ni los ingresos económicos. Echamos de menos la valentía y la coherencia, pero sobre todo el compromiso y la humanidad.

A falta de una canción actual que sea capaz de reflejar el tremendo desencanto por el que pasa este país, echamos mano de una que tiene la friolera de 29 años y cuyo contenido está tristemente de moda. Se trata de El congreso de ratones de La Polla Records. Señores diputados, la situación es extremadamente grave (…) Como primer punto del orden del día, actualizaremos nuestro sueldo. Como segundo punto bajaremos el de los demás (…) Un congreso de ratones podíais formar. No representáis a nadie. ¿Qué os creéis? ¿A quién queréis engañar?

Hombre soy. Nada humano me es ajeno. Publio Terencio (año 165 a.c.)

.

Concha Gallén (Psicóloga & Coach)

 

 

 

 

 

 

2 comentarios sobre “DESNUDANDO LA MÚSICA: Canciones como instrumento de lucha

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.